Cuantos espectadores en la tribuna y millones de telespectadores en su butaca favorita, opinan sobre el fútbol en caliente, donde los jugadores cometen una acción descontrolada, la que pareciera que la infracción, la hubieran efectuado hacia el público en sí, y este, sintiéndose afectado, reacciona con sus críticas y desapegos contra quien, entre el calor y la pasión del juego, cometió una agresión hacia su adversario. También están los fanáticos de las casacas y de los colores, o los que tienen verdades personalizadas, tratando de hizar la bandera de la razón, sumados al grupo de los que palmean la espalda del agredido o el agresor, alimentando la típica discordia entre las partes.
Cuantos desencuentros y sin razones le han dado pie al hombre, para que este fuera parte de los enfrentamientos y guerras, desencadenados por rencores y odios, tristes semillas que se sembraron por ignorancia a lo largo de la historia de la humanidad.
El fútbol es diferente, da siempre una nueva oportunidad a los caballeros malabaristas del balón, permitiéndoles disculparse con su adversario en diferentes maneras y tiempos, también haciéndolo hacia el público participe, quién tal vez indirectamente, quedó herido en sus sentimientos. Esto, es grandeza por parte de los deportistas, que con nobleza y hombría de bien, muestran al fútbol en todo su capacidad, que es un deporte de caballeros.
Que satisfacción ver a futbolistas actuales o retirados de la profesión, mostrando su vocación de servir a la humanidad, dando ejemplos con su acción y con su imagen pública, bajando con humildad los altos escalones de la fama, para brindarse al mundo al que pertenecen, como un voluntario más, sumados en acciones humanitarias, contra el hambre, las guerra, los cataclismos, o aportando a favor de la Paz y el encuentro de los pueblos. Es allí, donde se descubre en su plenitud al ídolo, a la estrella, que además de ser un brillante jugador de fútbol, es un hombre de claros principios, que siente y cree en la dignidad humana, entendiendo cuanto puede hacer por aliviar o alegrar a muchos en diferentes latitudes.